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La mayor parte de los enfoques de los tratamientos de la salud mental se centran en cambiar los sucesos que causan malestar o sus circunstancias. En general, no se ha prestado suficiente atención a aceptar, encontrar significado y tolerar el malestar.

La Terapia Dialéctico Conductual pone a la aceptación en un lugar central, teniendo como uno de sus objetivos principales en la terapia aprender a manejar el dolor con habilidad. La capacidad de tolerar y aceptar el malestar es un objetivo esencial para la salud mental por, al menos, dos razones. Primero, el dolor y el malestar son parte de la vida; no pueden ser evitados o eliminados (por completo). La incapacidad para aceptar este hecho inmutable conduce a un mayor sufrimiento y dolor. Segundo, la tolerancia al malestar, al menos a corto plazo, es parte de cualquier intento de cambio de uno mismo; de otra manera, los impulsos contrarios al cambio interferirán en todos los esfuerzos que pongamos en marcha para establecer los cambios deseados.

¿Qué es la aceptación radical?

La aceptación radical en DBT forma parte del módulo de habilidades de tolerancia al malestar. Aceptación radical es dejar de luchar contra la realidad. El término “radical” implica que la aceptación tiene que venir de dentro y ser completa. La aceptación es el único camino para salir del infierno. Es la vía para transformar el sufrimiento que no se puede tolerar en dolor que podemos soportar. El dolor es parte de la vida; puede ser emocional o físico.

El dolor es la manera que tiene la naturaleza de indicarnos que algo marcha mal o que se necesita llevar a cabo una acción correctora. Por ejemplo:

  1. El dolor que sentimos si ponemos la mano encima de una estufa caliente hace que la retiremos rápidamente. La gente que no siente el dolor tiene un problema grave.
  2. El dolor y la pena hacen que la gente busque a otra gente. Sin ello, probablemente no habría sociedades o culturas. Nadie cuidaría de los enfermos, acudiría en busca de los que están perdidos o estaría al lado de los que lo pasan mal.
  3. El dolor del miedo hace que la gente evite lo que es peligroso.
  4. El dolor de la rabia hace que la gente supere obstáculos.

Dolor y Sufrimiento: ¿Cuál es la diferencia?

El sufrimiento es dolor más no aceptación del dolor. El sufrimiento aparece cuando la gente no es capaz a aceptar el dolor o se niega a hacerlo.

El sufrimiento aparece cuando la gente no acepta lo que tiene y se empeña en obtener lo que no tiene. El sufrimiento aparece cuando la gente se resiste a aceptar la realidad tal como es en el momento. El dolor puede ser muy difícil o imposible de soportar, pero el sufrimiento es aún peor. El rechazo a aceptar la realidad y el sufrimiento que va con ella puede interferir en la reducción del dolor. La aceptación radical transforma el sufrimiento en dolor.

¿Cómo aceptar radicalmente nuestras emociones?

Las emociones dolorosas son parte de la condición humana. Una vez más, la DBT asume que existen razones válidas para experimentar las emociones negativas. A no ser que se produzcan cambios vitales radicales, la gente no puede librarse de muchas emociones negativas. En todo caso, las emociones desagradables son parte de la vida. Por lo tanto, el truco está en encontrar una nueva manera de relacionarse con las emociones negativas para que no produzcan tanto sufrimiento. La forma de hacerlo es a través de la aceptación. Aceptar las emociones dolorosas elimina el sufrimiento, dejando sólo el dolor. A veces, la aceptación reduce incluso el dolor. Luchar contra las emociones produce el efecto contrario: no nos libramos de ellas sino que se hacen más fuertes.

Los pasos básicos para dejar que las emociones pasen son:

  1. Observar nuestras emociones. Darse cuenta de su presencia. Dar un paso atrás. No dejarse superar por la emoción.
  2. Intentar experimentar la emoción como una ola que viene y que va. (Puede ser muy útil concentrarse sólo en la parte física de la emoción o sólo en la cualidad de la experiencia.) Intentar no bloquear o suprimir la emoción. Abrirse al fluir de la emoción. No intentar zafarse de la emoción. No apartarla. No juzgarla ni rechazarla. No intentar mantener la emoción. No colgarse de ella. No amplificarla.
  3. Darse cuenta de que uno no es la emoción que siente. Darse cuenta de que no tenemos por qué actuar según la emoción que sintamos.
  4. Intentar construir un muro para mantener las emociones fuera de nuestro mundo produce el efecto contrario: las emociones se enquistan dentro del mismo. Por lo tanto, intentaremos llevar a cabo lo contrario: amar a nuestras emociones. Estaremos deseosos de tenerlas.

Amar las emociones: la historia de los dientes de león

La siguiente historia es una adaptación de un relato que le contó un maestro zen a Marsha Linehan, que éste leyó, a su vez, en un libro de otro maestro espiritual, Anthony de Mello. La historia es muy ilustrativa de lo que queremos decir con «amar las emociones».

Créditos: https://www.youtube.com/@DBTRU

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