¿Cuál es la diferencia entre dificultad y trastorno? ¿Cómo se configura un problema? ¿Y las soluciones?
Las dificultades son las molestias que caracterizan la vida cotidiana y que los consultantes llaman habitualmente «problemas». Por ejemplo, al no poder arrancar el auto, discutir con mayor frecuencia.
Los trastornos consisten en dificultades en los intentos recurrentes e ineficaces de superar «molestias», acompañados por lo general, de la percepción de que la situación es estática y nada cambiará; es decir, una molestia después de otra, pasa a ser la misma molestia varias veces.
Las soluciones son los cambios comportamentales y/o perceptivos que el terapeuta y el consultante, construyen para modificar las dificultades o el modo eficaz de superarlas, y/o la construcción de una alternativa aceptable que permita al consultante experimentar la situación de trastorno de forma diferente.
Algunas soluciones se desarrollan a través de la resolución de un problema construido (el trastorno del consultante más la visión del trastorno por parte del terapeuta que incluye posibles soluciones); otras soluciones se desarrollan a través de la construcción de futuros alternativos que no incluyen el trastorno.
Los trastornos afectan a un comportamiento determinado de la cosmovisión del consultante. Para construir soluciones será útil pensar en los trastornos como si se desarrollarán de la forma siguiente, sumamente simplificada:
El primer paso en la construcción de un hipotético trastorno puede ser relativamente pequeño pero conducir a consecuencias desproporcionadamente grandes.
Imaginemos que una persona se dice así misma: «O me comporto de la forma A o me comporto de la forma, no A.» Por alguna razón, A parece la elección correcta, lógica, la mejor o la única. Como consecuencia todo lo que es no A, queda excluido en bloque.
Los aspectos de la situación excluidos de la descripción del trastorno realizada por el consultante son muy importantes por ser potencialmente útiles para proyectar las intervenciones y promover las soluciones (por ejemplo, las excepciones al problema).
Todos los consultantes construyen la realidad del trastorno a partir de alguna combinación de factores y el terapeuta construye consecuentemente las soluciones tanto a partir de factores conocidos, como de lo que parece ha sido excluido.
Dada la complejidad de la construcción del trastorno, podría parecer razonable que las soluciones deben tener un nivel de complejidad equivalente.
Sin embargo, las intervenciones y las soluciones solo deben adaptarse a las limitaciones impuestas por el trastorno, al igual que una llave maestra se adapta a las combinaciones de muchas cerraduras diferentes.