Es un hecho simple: todas las parejas discuten. Aunque algunos puedan pensar que las parejas felices y las infelices discuten sobre cosas diferentes, en realidad, no es así. De acuerdo con un estudio de 2019, los principales desencadenantes de conflicto en las relaciones son:
- Desdén (ser tratado como inferior o estúpido)
- Celos y posesividad (exceso de atención demandada o dependencia emocional)
- Negligencia o rechazo (falta de comunicación afectiva, como no expresar amor)
Sin embargo, hay un tema que las parejas evitan a toda costa: la relación misma. La idea de que «discutir no debe tolerarse» tiende a llevar a una insatisfacción mayor y a una mayor agresividad, especialmente en las mujeres, quienes experimentan más depresión.
El costo de evitar el conflicto
El evitar los desacuerdos puede ofrecer un alivio inmediato, pero a largo plazo conlleva efectos negativos. Un estudio de la Universidad de Michigan y Penn State encontró que, aunque las personas se sienten mejor el día que evitan un conflicto, al siguiente enfrentan un menor bienestar psicológico y niveles más altos de cortisol, lo que puede derivar en aumento de peso, cambios de ánimo y problemas para dormir.
Evitar las discusiones significa perder oportunidades de mejorar la relación. Las parejas que evitan discutir temas importantes experimentan una comunicación deficiente y, a largo plazo, menor satisfacción y compromiso.
Cómo abrazar el conflicto de manera saludable
Aunque no debemos buscar peleas intencionadas, debemos estar dispuestos a aceptar los conflictos naturales que surgen. Las discusiones frecuentes de bajo impacto y los desacuerdos ocasionales pueden ser útiles para fortalecer la relación, siempre y cuando se gestionen correctamente. La clave es empezar las discusiones con una actitud positiva, presumiendo lo mejor de nuestra pareja.
El psicólogo Carl Rogers habla de lo que se llama «consideración positiva incondicional», que implica asumir que, en su núcleo, todos somos buenas personas. Cuando partimos de esa premisa, es más probable que los desacuerdos se manejen de manera constructiva.
Resolución de conflictos: Escuchar es crucial
Para resolver un conflicto, es esencial saber escuchar. Muchas veces creemos entender a nuestra pareja, pero a menudo no es así. Aquí entra el concepto de CRAPO, un enfoque para mejorar la escucha activa:
- Clarificar: Hacer preguntas como «¿Qué significa exactamente esto?» para asegurarse de que estamos entendiendo bien.
- Reflejar los sentimientos: Empatizar con las emociones subyacentes de la pareja, como frustración o tristeza.
- Atender: Mostrar que estamos realmente comprometidos con la conversación, sin distracciones.
- Parafrasear: Recapitular lo que nuestra pareja ha dicho para asegurarnos de que lo hemos comprendido correctamente.
- Preguntas abiertas: Utilizar preguntas que permitan a nuestra pareja profundizar y reflexionar más sobre sus propios sentimientos y percepciones.