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En las aulas de hoy, el fenómeno de la adicción al juego digital está emergiendo como una preocupación creciente para educadores, familias y responsables de políticas educativas. Los signos de esta adicción se manifiestan de formas alarmantes y, a menudo, interrumpen el ambiente de aprendizaje, afectando tanto el rendimiento académico como el bienestar de los estudiantes.

La realidad en las aulas

De una nota realizada por la periodista Solana Camaño hemos extraído algunas escenas escolares verdaderamente reveladoras.

Recientemente, en una escuela secundaria de la zona norte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se observó un incidente revelador: durante una clase de Historia, un estudiante gritó emocionado al recibir un gol de la selección sub-17 de Luxemburgo. En otra ocasión, durante una actividad de Comunicación y Educación Sexual Integral (ESI), uno de los alumnos se identificó con la palabra “ludópata” en su silueta. Estos casos reflejan un patrón creciente donde los estudiantes no solo están expuestos a la ludopatía digital, sino que la internalizan como una parte de su identidad y comportamiento diario.

En otro ejemplo, en una clase de Economía, los estudiantes recortaron cartas de póker y el logo de Mercado Pago para representar su identidad grupal, evidenciando una visión distorsionada de la riqueza y el dinero fácil. Estos comportamientos y actitudes son indicativos de una creciente normalización de las apuestas y el juego entre los jóvenes, impulsada en parte por la omnipresencia de la tecnología y la publicidad.

Impacto en el entorno escolar

El impacto de la adicción al juego en el entorno escolar es multifacético. La falta de sueño por estar despiertos hasta tarde viendo partidos o jugando en línea, el uso intensivo de celulares en clase para realizar apuestas, y la distracción constante son solo algunos de los problemas que afectan el ambiente de aprendizaje. Las apuestas online y los juegos de azar han dejado de ser una preocupación aislada para convertirse en una realidad cotidiana en muchas escuelas, afectando directamente la atención y el rendimiento de los estudiantes.

Los docentes también han reportado un aumento en la ansiedad y el estrés entre los estudiantes debido a las pérdidas económicas vinculadas a las apuestas. Este estrés se manifiesta en un bajo rendimiento académico, alteraciones del sueño y una disminución del interés en actividades extracurriculares.

El rol de las escuelas

Las escuelas tienen un papel crucial en la prevención y manejo de la adicción al juego entre los estudiantes. Este rol incluye:

  1. Educación y conciencia: Integrar en el programa educativo temas sobre el riesgo de las apuestas y el juego digital. Es fundamental que los estudiantes comprendan las implicaciones de estas prácticas y desarrollen habilidades para gestionar su uso de la tecnología de manera saludable.
  2. Políticas de uso de tecnología: Implementar y reforzar políticas que regulen el uso de dispositivos electrónicos en el aula, limitando el acceso a sitios de apuestas y promoviendo un ambiente enfocado en el aprendizaje.
  3. Apoyo psicológico: Proveer recursos y apoyo psicológico para estudiantes que muestran signos de adicción al juego. Esto puede incluir la contratación de profesionales capacitados en adicciones y la creación de programas de apoyo y prevención.
  4. Involucramiento familiar: Colaborar con las familias para identificar signos de adicción y trabajar en conjunto para establecer límites y proporcionar alternativas saludables de ocio.

 

La adicción al juego en las aulas es un desafío que requiere una respuesta coordinada entre educadores, familias y políticas públicas. La capacidad de las escuelas para abordar este problema de manera proactiva puede marcar una diferencia significativa en la salud mental y el bienestar de los estudiantes, asegurando que el ambiente educativo siga siendo un espacio de aprendizaje y desarrollo positivo.

El creciente acceso a plataformas de apuestas y la influencia de los medios digitales han traído consigo una serie de desafíos que las escuelas deben enfrentar con urgencia. Al fortalecer las estrategias de prevención y apoyo, podemos trabajar juntos para mitigar los riesgos asociados con la adicción al juego y promover un entorno escolar saludable y productivo.

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