En el ámbito de la psicoterapia, una de las claves del éxito en la intervención es el planteamiento adecuado de los objetivos terapéuticos. Esto es especialmente relevante en enfoques como la Terapia Breve Centrada en Soluciones (TBCS), donde la conversación terapéutica se convierte en una herramienta fundamental para co-construir cambios significativos en la vida del consultante. En este artículo, exploraremos cómo los profesionales de la salud mental pueden formular objetivos terapéuticos efectivos basados en este enfoque, y por qué estas metas son esenciales para el progreso en terapia.
El diálogo terapéutico en la TBCS
La TBCS se sustenta en la idea de que las conversaciones entre el terapeuta y el consultante son el eje central del proceso terapéutico. Estas conversaciones giran en torno a varios elementos clave, que incluyen las preocupaciones del consultante, sus relaciones, lo que considera importante y, sobre todo, su visión de un futuro preferido. Es dentro de este marco que el terapeuta invita al consultante a explorar excepciones, fortalezas y recursos que ya posee, y a aumentar su motivación y confianza para abordar sus problemas.
El proceso terapéutico en la TBCS es colaborativo: el consultante y el terapeuta trabajan juntos para co-construir nuevos significados y soluciones. A través de preguntas centradas en soluciones, el terapeuta ayuda a que el consultante identifique y aproveche sus recursos internos, con el fin de alcanzar ese futuro deseado.
¿Qué caracteriza un buen objetivo terapéutico en la TBCS?
Un aspecto esencial del enfoque centrado en soluciones es el establecimiento de objetivos claros y realistas. Los objetivos terapéuticos no solo ofrecen una dirección clara para el proceso, sino que también sirven como hitos que permiten al consultante medir su progreso. Para que estos objetivos sean efectivos en la TBCS, deben cumplir con una serie de características específicas:
- Relevancia personal: Los objetivos deben ser importantes y significativos para el consultante, no para el terapeuta. Esto asegura que el consultante esté verdaderamente comprometido con el proceso.
- Enfoque positivo: En lugar de enfocarse en lo que el consultante no quiere hacer, los objetivos deben formularse en términos de lo que el consultante hará para avanzar hacia su futuro preferido.
- Concretos y conductuales: Los objetivos deben ser específicos y expresarse en términos de acciones observables. Además, deben centrarse en pequeños pasos, para que el consultante pueda ver su progreso rápidamente.
- Bajo control del consultante: Los objetivos tienen que estar dentro del ámbito de control del consultante. No pueden depender de factores externos o de otras personas.
- Innovadores: El consultante debe estar dispuesto a intentar algo nuevo o diferente, que represente un cambio real en su comportamiento o actitud.
- Practicables regularmente: Los objetivos deben poder ser practicados de manera frecuente, permitiendo que el consultante adquiera confianza y fortalezca su capacidad de cambio.
El rol del terapeuta en la co-construcción de objetivos
El terapeuta en la TBCS tiene un papel clave en la co-construcción de estos objetivos. A través de preguntas estratégicas y técnicas centradas en soluciones, el terapeuta guía al consultante para que él mismo defina qué es lo que quiere cambiar en su vida y cómo lograrlo. El objetivo no es imponer una meta desde fuera, sino que sea el propio consultante quien la establezca, lo que incrementa su sentido de control y responsabilidad en el proceso.
Una herramienta que suele ser muy útil en este contexto es la «pregunta del milagro», una técnica utilizada para ayudar al consultante a visualizar su futuro preferido. A través de esta pregunta, se invita al consultante a imaginar un escenario en el que sus problemas hayan desaparecido y a describir cómo sería ese nuevo estado de bienestar. Esta visualización ayuda a clarificar qué es lo que quiere lograr y a identificar los primeros pasos hacia ese futuro.
Enfocarse en las excepciones y recursos
Una vez que los objetivos están claros, el siguiente paso en la TBCS es trabajar en las excepciones: aquellos momentos en los que el problema no es tan intenso o en los que el consultante ha tenido éxito en manejar la situación de manera efectiva. Identificar y ampliar estas excepciones permite al consultante ver que ya tiene las capacidades para afrontar sus dificultades y le ayuda a aplicar esos recursos a nuevas situaciones.
En resumen, el establecimiento de objetivos en la TBCS es un proceso colaborativo y positivo que se centra en lo que el consultante puede hacer, no en lo que debería evitar. Los profesionales de la salud mental pueden utilizar estas estrategias para guiar a sus consultantes hacia un cambio significativo, aprovechando sus propios recursos y co-construyendo soluciones que sean realistas, alcanzables y, sobre todo, personalmente significativas.