En el emocionante mundo de la terapia familiar, descubrimos que el sistema del problema y el sistema de la solución no siempre bailan al mismo ritmo. En tiempos pasados, se consideraba una regla de oro que toda la familia debía participar en la terapia. Sin embargo, esta práctica ha evolucionado, ya que se ha reconocido que forzar la participación de todos puede conducir a una escalada simétrica entre el terapeuta y la familia, dejando al sistema consultante en desventaja. La complejidad radica en encontrar un equilibrio entre empoderar al terapeuta y permitir que la familia o individuos reticentes se nieguen de manera efectiva, privándose así de la oportunidad de un cambio constructivo.
Hoy en día, abordamos este desafío con sutileza. La invitación se extiende repetidamente, no solo a la familia, sino a todos aquellos que creen poder contribuir a resolver el problema existente. Se valora la presencia de personas que quizás no muestren un interés directo en el cambio, reconociendo que sus perspectivas pueden ser valiosas para la solución. Este enfoque reflexivo permite a personas resistentes o temerosas sumergirse en nuevas experiencias que, de otra manera, podrían eludir.
La pregunta fundamental de quiénes participan en la terapia se plantea continuamente. La flexibilidad en la selección de participantes se vuelve crucial. Por ejemplo, cuando unos padres mayores motivados buscan terapia para su hijo esquizofrénico de treinta años, la verdadera tarea puede ser dilucidar cuánto tiempo desean seguir siendo el «personal asistencial» de su hijo. En casos como este, centrarse en la relación entre los padres y el hijo puede ser más efectivo que abordar la sintomatología directamente.
En última instancia, la danza sutil entre problemas y soluciones en la terapia familiar nos invita a reconsiderar constantemente quiénes son los actores clave en el escenario terapéutico. Cada sesión es una oportunidad para ajustar la lista de invitados, reconociendo que la magia radica en la adaptabilidad y en el arte de equilibrar la participación en el cambio.