Cuando hablamos de relaciones de pareja, abundan los mitos. Algunos están tan arraigados en la cultura popular que los damos por ciertos sin cuestionarlos. Sin embargo, muchas veces estos “saberes populares” no solo son erróneos, sino que pueden dañar nuestras relaciones y expectativas. Vamos a revisar algunos de los mitos más comunes… y desmentirlos.
Mito 1: “La infidelidad es la causa principal del divorcio”
Realidad: Aunque la infidelidad puede ser un punto de quiebre, no suele ser la causa original. El 80% de las personas divorciadas afirman que su relación terminó porque se fueron distanciando poco a poco, o porque dejaron de sentirse amadas y valoradas.
Lo importante: La mayoría de las infidelidades no nacen de un deseo sexual, sino de la necesidad de conexión emocional, atención, apoyo y contención. En otras palabras, la raíz está en la falta de intimidad emocional… no solo física.
Mito 2: “Los hombres no están hechos para comprometerse”
Realidad: No hay ninguna evidencia científica que respalde que los hombres “biológicamente” no puedan comprometerse. Esta idea refuerza estereotipos dañinos y deja fuera a millones de hombres que buscan vínculos estables, seguros y profundos.
Lo importante: La capacidad de comprometerse no depende del género, sino del aprendizaje emocional, la historia personal y la disposición para construir en pareja.
Mito 3: “Hombres y mujeres son de planetas diferentes”
Realidad: Esta idea, popularizada por libros y películas, puede ser divertida… pero es falsa. Sí, existen diferencias de género y socialización, pero no son la causa principal de los problemas de pareja.
Lo importante: Lo que realmente marca la diferencia en la calidad del vínculo es la amistad dentro de la relación. Estudios muestran que tanto hombres como mujeres —en un 70%— coinciden en que la base de una relación feliz es sentirse escuchados, acompañados y comprendidos.
Mito 4: “Tener intereses comunes mantiene unida a la pareja”
Realidad: Compartir gustos no garantiza nada. Dos personas pueden amar el cine, el yoga o los viajes y aún así tener una relación vacía o conflictiva.
Lo importante: Lo que realmente importa es cómo se relacionan mientras comparten esos intereses. El respeto mutuo, la buena comunicación y la capacidad de disfrutar juntos marcan más que el “qué” hacen juntos.
Mito 5: “Las parejas que discuten mucho están destinadas al fracaso”
Realidad: No es la cantidad de discusiones lo que importa, sino cómo se discute. Las parejas saludables también pelean, pero lo hacen sin humillarse, sin despreciarse, y buscando reparar el vínculo.
Lo importante: Lo clave no es evitar los conflictos, sino aprender a manejarlos de forma constructiva.
Conclusión: Más allá de los mitos, están los vínculos reales
Las relaciones no se mantienen por magia, ni por fórmulas secretas. Requieren presencia, comunicación, escucha y cuidado. Cuestionar estos mitos es un paso fundamental para construir vínculos más honestos, saludables y duraderos.