Un problema es más que un obstáculo; es un estado no deseado que anhela un cambio, algo que en principio se considera modificable. Imaginemos que cada problema es como un rompecabezas esperando ser resuelto, y cada pieza tiene su propia historia.
En este escenario, el término «problema» se teje a través de cuatro elementos interconectados. Primero, está el concepto de «estado», donde un problema surge cuando varios observadores eligen poner atención a un aspecto específico entre múltiples procesos. Luego, entra en juego «alguien», aquellos observadores que descubren y describen el estado, debatiendo entre ellos si es verdaderamente un problema y dónde reside. La dimensión de «no deseado / que requiere un cambio» emerge cuando al menos algunos observadores etiquetan el estado como indeseado, proporcionando la chispa que enciende el deseo de modificarlo. Finalmente, la noción de «modificable» entra en escena, donde al menos algunas personas implicadas creen que el problema puede ser cambiado por algún participante del sistema.
Este emocionante juego de elementos constituye la esencia de lo que llamamos «problema». Pero, ¿cómo abordamos este rompecabezas en la psicoterapia sistémica? En lugar de centrarnos en la tradicional «terapia de familia», nos orientamos hacia la noción de «sistema problemático». Esto nos permite replantear constantemente quiénes son los miembros del sistema y explorar conexiones más allá de las dinámicas familiares.
La psicoterapia sistémica aborda una diversidad de problemas, desde síntomas de salud hasta desafíos laborales y crisis familiares. Es un intento apasionante de transformar estados problemáticos en soluciones, utilizando enfoques que van desde iniciar procesos completamente nuevos hasta reinterpretar positivamente experiencias pasadas. La similitud con el enfoque de solución de problemas orientado a la conducta es evidente, pero aquí se da más importancia al componente interpsíquico que al intrapsíquico.
Es esencial entender que la solución de un problema no siempre obtiene el consenso de todos los involucrados. Algunos pueden creer que se ha resuelto, otros piensan que ha empeorado, y algunos simplemente no ven ningún cambio.
Los problemas son complejos, pero también son la materia prima de las soluciones.