En el mundo de la psicoterapia, la teoría y la práctica no pueden existir de manera aislada. La teoría proporciona el marco de referencia, mientras que la práctica pone a prueba su utilidad en el mundo real. Pero, ¿qué sucede cuando los enfoques tradicionales no funcionan? Ahí es donde entra en juego un cambio de paradigma en la forma de abordar los problemas humanos persistentes.
Un caso interesante ilustra esto: una mujer joven acude a terapia sintiéndose deprimida, con dificultades para establecer relaciones duraderas. En lugar de abordar su problema desde la visión convencional de la depresión, el terapeuta le ofrece una perspectiva poco común: “No es tan fácil que te sientas mejor de inmediato, porque eso podría llevarte a repetir los mismos patrones de relación sin resolver el problema de fondo”.
Este enfoque, que a primera vista parece contrario a la lógica, generó un cambio en la paciente. En lugar de sumirse en la frustración, tomó conciencia de su necesidad de cambiar su manera de vincularse antes de apresurarse a una nueva relación. Su depresión se alivió no porque alguien le dijera que debía sentirse mejor, sino porque adquirió una nueva forma de ver su situación.
La relevancia de la intervención estratégica
Este caso refleja una idea clave en la terapia breve: los problemas persisten porque las soluciones intentadas refuerzan el problema en lugar de resolverlo. Por ejemplo, una familia que castiga reiteradamente a un hijo por su mala conducta podría estar, sin darse cuenta, perpetuando el ciclo en lugar de modificarlo.
La clave no es insistir en lo mismo, sino identificar qué mantiene el problema y hacer algo diferente. Así, en lugar de tratar la depresión como un malestar a eliminar, el terapeuta puede enfocarse en modificar los patrones que la sostienen.
El rol del terapeuta como agente de cambio
El terapeuta, entonces, no es solo un oyente empático, sino un agente activo de transformación. Su tarea no es descubrir causas ocultas en el pasado, sino interrumpir los ciclos problemáticos en el presente y facilitar nuevas formas de interacción.
Un cambio pequeño pero estratégico en la manera en que alguien maneja sus relaciones, enfrenta su ansiedad o interpreta sus emociones puede generar un efecto dominó que transforme su vida.
Más allá de la psicoterapia: Aplicando el enfoque al día a día
Este principio no se limita al ámbito terapéutico. En la vida cotidiana, muchas veces nos encontramos atrapados en problemas porque insistimos en las mismas soluciones fallidas. Si algo no funciona, en lugar de hacerlo con más intensidad, ¿por qué no probar un camino diferente?
El verdadero cambio no viene de simplemente «intentar más fuerte», sino de intentar diferente.
Para más información sobre este tema recomendamos leer: La Táctica del cambio: cómo abreviar la terapia” de R. Fish – J.H Weakland – L. Segal