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La ansiedad es una emoción que todos hemos experimentado en algún momento de nuestras vidas. Esa sensación de que algo anda mal, el sudor en las palmas de las manos, el latido acelerado del corazón y la respiración superficial pueden hacernos sentir como si estuviéramos en peligro inminente. Pero, ¿es realmente tan mala como parece?

En esos momentos de ansiedad, puede parecer que algo terrible está ocurriendo en nuestro interior. Incluso si sabemos que no estamos en peligro real, nuestro cuerpo está tan aterrorizado que simplemente queremos que se detenga, deseamos que la ansiedad desaparezca para siempre.

Sin embargo, la realidad es que «los síntomas de ansiedad y pánico son inofensivos», afirma Kevin Chapman, PhD, psicólogo y profesor asociado en la Universidad de Louisville, especializado en trastornos de ansiedad. En este artículo, exploraremos la verdad detrás de la ansiedad y aprenderemos algunas estrategias para hacerle frente.

¿Realmente es tan mala la ansiedad?

Un gran mito sobre la ansiedad es que es una emoción negativa que debemos eliminar. Sin embargo, la ansiedad, al igual que todas las emociones, es adaptativa. «La ansiedad es un proceso cognitivo, emocional y conductual que nos alerta sobre posibles amenazas futuras», explica Chapman. Cuando no es excesiva, la ansiedad nos impulsa a tomar medidas saludables, como estudiar para un examen.

Muchas veces, cuando las personas experimentan ansiedad, sienten mareos o vértigo, lo que lleva a la preocupación de que podrían desmayarse. Sin embargo, el desmayo es extremadamente raro, según Simon A. Rego, PsyD, director de entrenamiento en psicología y del Programa de Entrenamiento en Terapia Cognitivo-Conductual en el Centro Médico Montefiore/Albert Einstein College of Medicine en Nueva York.

La sensación de mareo se debe a que nuestro cuerpo comienza a respirar de manera más rápida e intensa para prepararnos para un posible peligro, lo que genera una sensación de falta de aire que en realidad es inofensiva. Esta respuesta es «la forma en que el cuerpo envía más oxígeno a los tejidos corporales», explica Chapman. En otras palabras, los ataques de pánico no causan desmayos, y los síntomas de ansiedad eventualmente desaparecen.

La Ansiedad es Temporal

Una creencia común entre las personas con trastornos de ansiedad (y la ansiedad en general) es que una vez que están en una situación que les provoca ansiedad, esta durará para siempre. Temen no poder tolerar la ansiedad y «desmoronarse» a menos que escapen de la situación o la eviten, junto con cualquier otra situación que aumente la ansiedad.

Cómo Manejar la Ansiedad

Según Chapman, la terapia cognitivo-conductual (TCC) es uno de los tratamientos más efectivos y limitados en tiempo para los trastornos de ansiedad. La TCC ayuda a las personas a comprender mejor los procesos corporales, reestructurar los pensamientos que alimentan la ansiedad y aprender a tolerar gradualmente las sensaciones físicas y las situaciones que pueden desencadenarla.

Es común creer que los ataques de pánico aparecen de la nada. Sin embargo, según Chapman, la ansiedad y el pánico tienen tres componentes:

  • Componente cognitivo (pensamientos): «La ansiedad implica pensamientos de falta de control e imprevisibilidad de eventos futuros; el pánico implica pensamientos de peligro presente, que incluyen ver los síntomas como peligrosos, como ‘¡Estoy teniendo un ataque al corazón!'»
  • Componente fisiológico (sensaciones físicas): Esto puede incluir síntomas como mareos, respiración superficial, sudoración y palpitaciones cardíacas.
  • Componente conductual (comportamiento): Esto puede incluir inquietud, deambular, escapar o evitar situaciones.

Cuando surgen sensaciones corporales incómodas, las interpretamos como «acá viene un ataque de pánico o peligro». Esto aumenta aún más la activación, lo que desencadena otros pensamientos desafiantes y un fuerte deseo de escapar.

Identificar los pensamientos que alimentan tu ansiedad y pánico es útil para luego revisar esos pensamientos «con pensamientos basados en evidencia, como ‘Estos síntomas son normales’ o ‘Puedo tolerar esto'», sugiere Chapman. En otras palabras, los síntomas físicos de un ataque de pánico pueden aparecer de repente, pero la clave está en cómo reaccionas ante esos síntomas o cómo interpretas las sensaciones físicas.

La ansiedad puede ser una experiencia abrumadora, pero con el apoyo adecuado y las estrategias correctas, es posible aprender a manejarla y vivir una vida plena y significativa.

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