Una de las escenas más desafiantes en la clínica ocurre cuando nos encontramos con consultantes que dicen claramente que no quieren cambiar. A veces niegan el problema, minimizan las consecuencias o expresan una mezcla de cansancio, miedo o desconfianza frente a la posibilidad de hacer algo distinto. En estas situaciones, es fácil que el profesional se sienta frustrado, impaciente o tentado a intervenir con fuerza para “sacudir” al otro.
La entrevista motivacional nos ofrece un camino diferente: uno que parte de la aceptación de la ambivalencia y del reconocimiento de que el deseo de cambio no siempre es explícito ni lineal. La pregunta central no es: “¿cómo hago para convencerlo?”, sino: “¿cómo puedo facilitar que esta persona se escuche a sí misma de un modo distinto?”
Conversaciones de no-cambio: cómo reconocerlas
Cuando el consultante expresa argumentos del tipo:
- “Yo soy así, no lo voy a cambiar ahora”.
- “No es tan grave”.
- “Mi familia es la que tiene problema, no yo”.
- “No sé si quiero dejarlo todavía”.
…estamos frente a un discurso de mantenimiento: frases que sostienen el estado actual de las cosas, que justifican la permanencia y que reducen el sentido de urgencia o necesidad.
Intentar desafiar ese discurso frontalmente suele generar resistencia. Pero escucharlo con profundidad, devolverlo sin juicio y acompañarlo con preguntas adecuadas puede abrir la puerta a algo nuevo.
Técnicas para facilitar el discurso de cambio
Estas son algunas herramientas que la entrevista motivacional propone para transformar una conversación de no-cambio en una conversación con potencial de cambio:
- Reflejar la ambivalencia
En lugar de interpretar o presionar, el terapeuta refleja ambos lados del conflicto interno.
Ejemplo:
“Por un lado, sentís que todavía no es el momento, pero por otro, estás empezando a preguntarte cuánto más vas a poder sostener esta situación”.
Este tipo de intervención normaliza el conflicto interno, lo saca del plano inconsciente y lo vuelve trabajable.
- Escuchar activamente el discurso de cambio
La entrevista motivacional diferencia entre lenguaje de mantenimiento (justificaciones, negaciones, dudas) y lenguaje de cambio (expresiones de deseo, necesidad, razones, capacidad o compromiso).
Cuando el consultante dice frases como:
- “Me gustaría que las cosas fueran distintas”.
- “Estoy cansado de esto”.
- “Creo que en el fondo podría hacerlo, pero me da miedo”.
…el terapeuta debe reforzar y expandir esas expresiones, no pasarlas por alto.
- Usar preguntas evocadoras
En lugar de decirle al consultante lo que debería hacer, se lo invita a explorar su propia perspectiva:
- ¿Qué te gustaría que fuera diferente en tu vida?
- ¿Cuáles son las cosas que más te preocupan de seguir igual?
- ¿Qué te motivó a venir hoy?
- ¿Qué te ayudó a cambiar en otras etapas de tu vida?
Estas preguntas están diseñadas para activar recursos internos y valores personales que pueden convertirse en impulsores del cambio.
- Escalar el compromiso
Muchas veces, el cambio no empieza con una gran decisión, sino con pequeños gestos. El terapeuta puede ayudar al consultante a pasar de una idea vaga (“sé que debería cambiar”) a una intención más concreta (“podría probar dejarlo por unos días y ver cómo me siento”).
Este proceso de escalada del compromiso requiere tiempo, paciencia y confianza en que el deseo de cambio puede construirse.