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Por: Lic. Antonela Blanco

Poner límites al comportamiento de los niños no significa que haya que poner límites a lo que sienten. De hecho, cuando no se le permite al niño que se disguste, esto sin querer agrega mucha dificultad para que aprenda a manejar sus emociones.

La realidad es que no podemos impedir que los niños se contrarien, se lo permitamos o no. Es decir, decirle a un niño que no llore no va a evitar su disgusto, simplemente le va a transmitir el mensaje de que hay algo malo o vergonzoso en esa emoción y que tiene que frenarla y esconderla.

Este “fuera de control” que tanto asusta a los padres no está provocado porque los padres permitan que los niños expresen sus emociones, sino porque cuando quieren expresarlas, sienten que no pueden.

Te dejamos algunos tips que pueden ayudarte regular las emociones de tus hijos de forma adecuada.

Comportarse como querés que tu hijo se comporte

Los padres son los modelos de conducta que tienen los niños. Es importante no dejarse llevar por las ganas de gritarles. En lugar de eso, es mejor darse un momento para contar hasta diez e intentar responsabilizarse de cómo expresan sus propias emociones. Si gritamos, aprenderán a gritar, pero si hablamos desde el respeto, aprenderán a hablar con respeto.

Hablar de los sentimientos

Investigaciones y estudios han descubierto que los niños aumentan su inteligencia emocional cuando compartimos con ellos nuestros sentimientos, aceptamos los suyos y hablamos en voz alta sobre los de otras personas. También es importante enseñarles palabras para expresar sus emociones; esto pone nombre a su experiencia y les ayuda a entender a otras personas.

Aceptar sus emociones, incluso cuando son inadecuadas

Cuando la empatía se convierte en nuestra respuesta habitual, nuestros hijos aprenden que las emociones pueden no hacerte sentir bien, pero no son peligrosas. Así, aprenden a aceptarlas y procesarlas según aparecen en lugar de reprimirlas. Saben que alguien les escucha y entiende, así que no tienen que gritar para llamar la atención.

Guiar el comportamiento, evitando el castigo

Golpes, castigos del estilo «irse al rincón» o hacerles pasar vergüenza no enseñan a los niños a manejar sus emociones, sino que les dan el mensaje de que esas emociones son las que les llevaron a portarse mal y son malas. Eso les hará tratar de reprimirlas, por lo que su carga emocional se llenará de esos sentimientos. Por eso, los castigos consiguen muchas veces lo contrario de lo que pretenden, llevando a los niños a comportarse peor.

Poner límites cuando es necesario

Tus hijos no son capaces todavía de tomar sus propias decisiones en la vida y, cuando estén enojados, harán y dirán cosas de las que luego se arrepentirán. Por supuesto, eso no significa que sean malas personas, sino que no han sido capaces de controlar sus emociones. No es el momento de decirles que son maleducados, sino de mostrarnos compasivos y permitirles que se expresen y muestren los miedos que les han llevado a comportarse de ese modo.

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