En el modelo MRI, antes de proponer cualquier estrategia, es fundamental explorar qué ha hecho el consultante —y su entorno— para resolver el problema que trae a terapia. Este análisis, registrado desde la primera entrevista, permite comprender qué mantiene el problema y qué oportunidades existen para el cambio.
Qué se entiende por “soluciones intentadas”
El concepto incluye todas las acciones, conductas o estrategias que el consultante (y otros involucrados) han puesto en práctica para mejorar la situación. Se registran tanto las que tuvieron éxito como las que no, y se diferencia entre:
- Soluciones que se mantienen y siguen siendo eficaces.
- Soluciones que se abandonaron (y por qué).
- Estrategias que no resultaron y, en algunos casos, agravaron el problema.
Por qué es clave investigarlas
Explorar las soluciones intentadas cumple varias funciones clínicas:
- Evita repetir intervenciones que ya han fracasado.
- Identifica recursos y habilidades que el consultante ya posee.
- Revela patrones de interacción que sostienen el problema.
- Ofrece pistas para diseñar intervenciones novedosas.
En palabras del modelo, muchas veces el problema persiste porque el consultante sigue aplicando más de lo mismo, es decir, insiste en estrategias que no funcionan.
Registro y uso de la información
En la ficha de primera entrevista, las soluciones intentadas se consignan por separado según quién las ejecutó (consultante o terceros) y su grado de éxito. En las fichas “sesión por sesión”, se anotan cambios o persistencia en estas estrategias.
Esta información orienta la formulación del plan terapéutico: el objetivo no es necesariamente resolver el problema de forma directa, sino interrumpir los intentos fallidos y abrir espacio a conductas diferentes.
Basado en el libro: Cómo equivocarse menos en terapia. Hugo Hirsch y Ruth Casabianca